Todos sabemos que hay que evitar las setas de aspecto extraño que crecen en la naturaleza. Lo que puede que muchos no tengan en cuenta es que algunos alimentos básicos de los supermercados, que consumimos en casa habitualmente, también son potencialmente peligrosos. Aquí te enseñamos 5 comidas potencialmente tóxicas que podrías estar comiendo “mal”.
LA PARTE EQUIVOCADA DEL RUIBARBO

En muchas frutas y verduras, las hojas no son sólo inocuas, sino que a veces son muy nutritivas. Sin embargo, en algunas plantas, el consumo de estas partes superfluas puede ser perjudicial. El ruibarbo, que es una verdura a pesar de ser tratada a veces como fruta, forma parte de este segundo grupo. A pesar de que los tallos pueden ser un ingrediente básico en una tarta, las hojas contienen altas concentraciones de un compuesto orgánico llamado ácido oxálico. Aunque se cree que este compuesto es producido por numerosas plantas como medio de protección contra los patógenos, no sólo es tóxico para los insectos, también lo es para los humanos.1,2
El ácido oxálico tiene la capacidad de unirse al calcio, formando un complejo insoluble que puede bloquear el tracto urinario y formar piedras en el riñón, a la vez que reduce la disponibilidad del calcio en el resto del organismo, impidiendo algunos procesos esenciales, entre los que se incluyen la transmisión de impulsos nerviosos, la coagulación y la formación de huesos. Aunque los estudios indican que hacen falta alrededor de 22 gramos de ácido oxálico -entre 1,5 y 5 kg de hojas- para matar a un humano promedio, los síntomas se pueden presentar después de ingerir tan sólo 10 gramos de hojas frescas.1,2,3
PATATAS VERDES

Puede que te hayas dado cuenta de que cuando las dejas en el cajón de las verduras una semana más de lo debido, las patatas empiezan a adoptar una tonalidad verde y puede que incluso empiecen a echar raíces. Aunque el verde como tal es clorofila, que no es perjudicial, es un indicativo de que la patata está “demasiado madura” y que está empezando a brotar de ella una nueva patata. Llegados a este punto, además del aumento de la concentración de clorofila, la patata está produciendo también algunos compuestos significativamente más tóxicos, conocidos como glicoalcaloides, cuyo consumo puede provocar una gran cantidad de complicaciones gastrointestinales y neurológicas. A pesar de que probablemente tú solo veas una patata “pasada”, los supermercados y fruterías no almacenarían patatas que contuviesen estos compuestos. No es la propia patata “vieja”, sino por los compuestos que necesita para el crecimiento de la nueva lo que es tóxico. 4,5,6
Desgraciadamente, los métodos convencionales de cocina no eliminan suficientemente los niveles de glicoalcaloides para conseguir un consumo seguro; no son solubles en agua, lo que hace que no se queden en ella al hervirlas, los glicoalcaloides sólo experimentan niveles significativos de degradación a temperaturas por encima de los 170ºC. Mientras que estos compuestos se encuentran muy concentrados en la piel y los brotes, el crecimiento de los tallos permite que se difundan hacia la carne blanca del propio tubérculo. De esta forma, aunque pelar la patata eliminará gran parte de la fibra y los nutrientes, no eliminará completamente el riesgo. A pesar de que no se ha identificado un límite máximo de consumo de glicoalcaloides, se recomienda que si una vez cocinada, la patata aún sabe amarga, la concentración probablemente no sea segura y lo mejor que puedes hacer es tirar no sólo la piel, sino toda la patata a la basura.5,7
ALUBIAS CRUDAS

Debido a la presencia de dos proteínas conocidas como PHA, el consumo de alubias crudas o poco cocinadas puede llevar a una mala salud generalizada, incluyendo una ingesta alimentaria reducida, atrofia en el crecimiento e incluso la muerte. No solo es que la PHA sea altamente tóxica, además es resistente a la degradación de las enzimas digestivas y por las bacterias intestinales, lo que significa que puede atravesar el tracto digestivo del consumidor funcionalmente intacta.8,9
Una vez en el intestino, se une a las membranas de las células intestinales y comienza una cascada de eventos que pueden alterar dramáticamente las funciones del tracto digestivo. Más allá del intestino, estos compuestos pueden impactar una amplia variedad de órganos, incluyendo el páncreas, el hígado y el timo. Lo bueno es que, aunque sea resistente a la degradación en el intestino, la PHA es muy sensible a las temperaturas altas, lo que significa que solo 10 minutos de cocción deberían dejar tus judías no sólo inofensivas, sino altamente nutricionales. Como alternativa, las judías envasadas ya vienen precocinadas, ¡menos problemas y menos preocupaciones! 8,9,10
SEMILLAS DE CEREZA, ALBARICOQUE Y MELOCOTÓN

Aunque te hayan criado enseñándote a comer todo lo te ponían en el plato, no es recomendable hacerlo cuando la comida pertenece al género Prunus. Esto incluye los huesos (en otras palabras, las semillas) de frutas como los albaricoques, melocotones y cerezas, que contienen una sustancia llamada amigdalina.
Una vez en el cuerpo humano, la amigdalina puede convertirse en cianuro, que tiene la capacidad de afectar prácticamente a cualquier célula del cuerpo, privándola de oxígeno. El cianuro tiene mala fama por una razón; muy bajas concentraciones son suficientes para que se empiecen a mostrar síntomas severos, incluyendo la pérdida de consciencia, convulsiones y muerte. Aunque para poder comernos un hueso de albaricoque tendríamos que aplastarlo antes de consumirlo para que se liberen niveles significativos de la toxina, los huesos de cereza, debido a su pequeño tamaño, se deshacen más fácilmente en el intestino, lo que significa que comer tan sólo unos pocos podría llevar a unos síntomas sorprendentemente desagradables.11,12
NUECES DE BRASIL (Y OTROS ALIMENTOS RICOS EN SELENIO)

Mientras que los tóxicos mencionados anteriormente no aportan ningún beneficio al consumidor, hay algunos componentes naturales que son responsables tanto de las tendencias tóxicas como de buena parte del valor nutricional de una comida. El selenio, un mineral potenciador del sistema inmune, un mineral esencial para el funcionamiento hormonal, y que está involucrado en varias funciones biológicas, es uno de estos compuestos.14
El selenio no puede ser producido por el cuerpo, por lo que debe ser obtenido a través de la dieta o de suplementos alimenticios. Aunque está presente en cierta variedad de alimentos distintos, como el atún o el fletán, así como en la ternera, huevos e incluso algunos tipos de pan, la mayor fuente dietética –con bastante diferencia- es la nuez de Brasil. Para llegar a la cantidad diaria recomendada de 55 mcg, necesitarías comer algo menos de 3 gramos, lo que supone menos de una nuez de Brasil de tamaño promedio. 14,15
Aquí puedes aprender más sobre el coste de la producción de nueces de Brasil.
De todas formas, aunque el déficit de selenio está implicado en una serie de enfermedades graves, incluyendo enfermedades cardiovasculares, declive cognitivo e infertilidad, los problemas asociados al consumo excesivo son igualmente dañinos y generalizados. Aunque en pequeñas dosis actúa como un antioxidante, en concentraciones levemente superiores, puede actuar como un pro-oxidante, provocando sus efectos por el cuerpo. Mientras que los primeros signos de toxicidad incluyendo diarrea, mal aliento, uñas frágiles e irritabilidad, un consumo extremadamente alto puede producir problemas respiratorios, fallos renales y ataques cardíacos. Para empeorar las cosas, el límite superior está muy cerca de la cantidad diaria recomendada, en solo 400 mcg por día. Con comer regularmente 4 o más nueces de Brasil de tamaño promedio al día podrías empezar a notar los efectos secundarios.13,14,15,16,17,18
Estos son sólo algunos ejemplos de alimentos comunes que podrían ser potencialmente toxicos. ¡Haznos saber cuáles de tus comidas favoritas tienen un lado sorprendentemente mortífero!